Aprendí que la memoria no borra, esconde. Que el tiempo no cierra, pero
ayuda a sanar. Aprendí a no ser vulnerable cuando dejaste de llamar, a
escuchar cuando oí tu silencio, a pedir perdón cuando me di cuenta del
error. Aprendí a levantar la cabeza cuando sentí odio, a llorar cuando
me di cuenta de que no valió la pena y a reír cuando soñé con tu
sonrisa. Aprendí a recordar cuando entendí que todo vale la pena.
Aprendí que no termina, que cambia de forma. Aprendí que grandes amigos
pueden volverse grandes desconocidos. Aprendí que el nunca más, nunca se
cumple y que el para siempre, siempre termina. Aprendí que el que
quiere puede y lo consigue. Que a veces el que arriesga no pierde nada y
que perdiendo también se gana.