A veces no hay palabras. Sólo miradas. Gestos. Más miradas. Luego una
sonrisa. Que dura porque tienes tu mano puesta sobre su piel. Porque en
su bolsillo has encontrado un papelito que ponía 'Te quiero' mientras el
se daba la vuelta. Porque los días pasan demasiado rápido cuando el
está allí y cuando no quieres que se marche, porque no puedes soltar su
mano. No quieres. Y cuando piensas, pero no le dices, que cada minuto
sin el es inútil.